En los días antiguos, cuando la maldad se alzaba como una sombra oscura sobre la tierra y el clamor de los injustos llenaba los cielos, el Señor envió a su mensajero más poderoso, Metatrón, el ángel supremo de su presencia. Con su espada de fuego y su mirada de justicia, descendió sobre las ciudades de Sodoma y Gomorra, donde el pecado se había arraigado como una plaga venenosa.
Con voz tronante y autoridad divina, Metatrón anunció la sentencia del Altísimo sobre aquellos lugares impíos. Sus palabras resonaron como truenos en el cielo, advirtiendo a los habitantes de su inminente destrucción si no abandonaban sus caminos de maldad y se arrepentían de sus pecados.
Pero los corazones de los habitantes de Sodoma y Gomorra estaban endurecidos por la oscuridad, y desafiaron la voluntad del Señor con su desdén y su incredulidad. Continuaron en su perversión y su orgullo, sin escuchar la voz del mensajero celestial que les imploraba cambiar su rumbo antes de que fuera demasiado tarde.
Entonces, en un acto de justicia divina, Metatrón alzó su espada de fuego y desató el poder del cielo sobre aquellas ciudades impías. El fuego del juicio divino descendió del firmamento, consumiendo todo a su paso con una furia incontenible. Las llamas devoraron los edificios y las calles, reduciendo a cenizas todo vestigio de maldad y corrupción.
El humo negro se elevó hacia el cielo, oscureciendo el sol y llenando el aire con el olor acre del castigo divino. Los ríos de fuego ardiente arrasaron con los pecadores y los justos por igual, purificando la tierra de la maldad que la había infectado.
Cuando el juicio divino llegó a su fin, Sodoma y Gomorra yacían en ruinas, sus habitantes reducidos a cenizas y sus pecados borrados de la faz de la tierra. Solo quedaba el silencio sepulcral y el eco de la justicia divina resonando en el aire.
Así fue como Metatrón, el ángel de la presencia divina, ejecutó el juicio del Señor sobre Sodoma y Gomorra, recordando a la humanidad la soberanía y el poder del Altísimo sobre toda la creación. Que aquellos que tengan oídos, escuchen; y que aquellos que tengan ojos, vean, pues el juicio divino no tardará en llegar sobre los que persisten en la maldad y la injusticia
te entiendo perfectamente en mi etapa Gay ponía que pollas y no me gusta señalar pero corriendo salía Rotor y Bonox a comentar y algún sarasa más . No me los quiero imaginar en un quedada la de pollas que se comerían, pero es un suponer. El quE borra sí que es maricón..........