LOSANTOS CON MADRE

En futuro.Dos días una noche. Van a ser un ir y un venir.
Caminaremos en silencio hasta el cementerio para adecentar la lapida. Flores nuevas de plástico y retirar las del año anterior descoloridas, cuarteadas por la intemperie.
Repasaremos con tipex las letras mal talladas en el mármol. El marmolista erró al tallar la lapida y faltó un “no”, prometió volver a substituir la lapida fallidamente tallada. No volvió, no substituyó y no cobró… no…

Reza la lapida:

“Ricardo Hende Seòs”, continúa con un “Del tal del tal del tal al tal del tal del pascual”, se añade el obligatorio “D.E.P”, para finalizar con el errado “Tu amada esposa e hijo te olvidan”… ains..

Cuando regrese a casa, Madre aún con los ojos vidriosos y solo por no cruzar con migo mirada alguna, saldrá a barrer las hojas caídas de la parra, canturreando… “llega el otoño… me pica el… humhum… se caen las hojas… secas de luz…”
Por la tarde, habiendo visto que ya el cambio de estación resulta inevitable, me perdirá que le ayude a voltear el colchón para ponerlo en el lado del invierno… aún no hace frío, más luego ella sola no podrá hacer.

Las humedades de la cara del verano del colchón y el observar entre las mallas del jergón una bragas olvidadas con la zona de la entrepierna amarillenta, me harán darme cuenta de que esta empeorando el asunto de las pérdidas de orina y tomaré nota mental “compra compresas para pérdidas”. Lo haré antes de la cena. Al recoger las bragas de debajo de la cama se percibirá el olor a amoniaco típico del orín concentrado y tambien la humedad en las yemas de mis dedos.

A la Mañana siguiente, mientras Madre  prenda fuego una Tena lady para encender la estufa de la cocina y yo me encuentre empapando la segunda magdalena en café con leche, hará acto de presencia mi tío, con un cestillo de niscalos, cuatro niscalos  no más, ha llovido poco y tarde.
Sin que ninguno de los presentes articule palabra alguna Madre y yo asistiremos impavidos y en silencio a casi 40 minutos de una exhibición de castañueleteo ofrecida por mi tio.

Antes de que terminen esos 40 minutos Madre, que mantendrá apretando en su puño el atizador, asestará con el un único  certero y recio golpe en la zona del costillar a mi tío…

La imagen a contra luz de mi tío saliendo por la puerta de la casa, incapaz de bajar los brazos, aún en silencio y sin soltar las castañuelas, maniobrando rijido para poder liberarse del toldo, me parecerá de una apabullante plasticidad, y quedará grabada cual bajorrelieve griego en mi corteza prefrontal hasta el día que los sesos se me licúen y deje yo de ser Ricardo.

Este tipo de acontecimientos bellos, siempre, si o sí, me provocan una erección, y no me quedará más remedio entonces que, encerrarme en el retrete y dedicar unos momentos a zarandear violentamente a mi Ricarda mientras la estrujo firmemente. Me saca siempre una sonrisilla el acertar a ver la puntita de la Ricarda asomar bajo mi barriga, contemplarla escupir  sin llegar  excesivamente lejos es toda una delicia.
Al salir del retrete informaré a Madre de que no me quedaré a comer.

te entiendo perfectamente en mi etapa Gay ponía que pollas y no me gusta señalar pero corriendo salía Rotor y Bonox a comentar y algún sarasa más . No me los quiero imaginar en un quedada la de pollas que se comerían, pero es un suponer. El quE borra sí que es maricón..........