EL UNGÜERTO

Cuando todo se me perdió, Diego se me llevó pronto. Me permitió la cabaña donde sus herramientas y un catre en allí mesmo.
Comenzar una vida de inedito, austero y ordenado, fué de siempre mi sueño.

Despierto ahora al alva y escucho el mear del Diego sobre el césped, junto a la zarza. Es escuchar el cacareo de la puesta del huevo y nada más y nada menos y me veo en obligado a el llorar.

Del ahora el Don Juan Pérez, cibervecino de Diego, me es maestro.

Diego me renta, una parte de su propiedad. Compartimos la explotación… explotados de mutuo acuerdo somos.

En los tres surcos de a la sombra del tapial los nabos, me gusta dejarlos en engorde.
Otro más a su vera con acelgas que me gusta ponerles su cara. Junto a este un medio para la remolacha y para ajos en el otro, medio.
Así  y en sucesión va componiendose surco tras surco el ungüerto. Van coles, espinacas, zanahorias y en un rincón un poco de cilantro .

Hay un perro flaco merodeando, callejero, que se cuela por un boquete que no sabe Diego tiene en la cerca.

El puto chucho todas las putas tardes entra por el puto boquete a escarbar en la puta remolacha.
Sabía yo que los canes necesitan en vez en vez la purga, comer algo de verde para depurar el intestino. Más lo de este can es obsesión remolachil.

Hasta tal punto que de el ser de un blanco sucio, está pasado a un tono rosado cual si flamenco marismeño fuese… puto perro.

Un día, que no ha de ser el mismo, moriremos todos. Yo qui siera o qui siese que el siguiente al mio, me incineren. Háganlo, un agujero en ungüento, allí pongan mis cenizas, allí se meen los pre sentes y un nabo me planten para que yo lo pudra. Sea…

te entiendo perfectamente en mi etapa Gay ponía que pollas y no me gusta señalar pero corriendo salía Rotor y Bonox a comentar y algún sarasa más . No me los quiero imaginar en un quedada la de pollas que se comerían, pero es un suponer. El quE borra sí que es maricón..........